04 agosto, 2008

PARA JORGE

Mi pequeño gran lucero
Ese que me alumbra cada mañana con su sonrisa al despertar
Ojos repletos de inocencia y bondad.

Tú, que viniste al mundo cuando aún debías esperar un poco más
Tú, que sin saberlo, fuiste la mejor de las medicinas para ese corazón enfermo que tantas veces se decía que no llegaría a conocerte jamás.

Ver tu carita fue como una luz intensa, cegadora, tan llena de paz
Ver tus ojos encontrarse con los míos llenos de felicidad
Acariciarte con tanto miedo como si fueras de cristal.

Momentos de lucha para que aprendieras a succionar
Desesperación y llantos en aquella habitación del hospital
La incertidumbre invadía el tiempo que tan lento veía pasar.

Pero ya desde entonces denotabas fuerza y coraje
No me podías fallar.

Eres el sol que alumbra mis días
La estrella que me guía.

Eres esa personita que me da la vida...

1 comentario:

el piano huérfano dijo...

Es verdad !!! a veces ellos nos da la vida, otras que nosotras creemos que las damos en fin lo importante es no deber nada al final.