
Las huellas de mis pisadas, poco a poco,
las va borrando el agua...
Tomo consciencia de ello, no es tarea fácil seguirme...
A veces me sumerjo y dejo que las nereidas purifiquen mi alma. Otras, nado envalentonada hasta llegar a otra orilla, extasiada, buscando esa paz ansiada, dejándome llevar por la incentidumbre de si son correctos los caminos...esos que me llevan hasta la playa de la calma.
Y allí me quedo, tumbada en la arena, mirando hacia el cielo, liberando mi pensamiento, dejando que el viento erice mi piel a la vez que me arropa con su aliento.